miércoles, 30 de enero de 2019


Amenaza militar a Venezuela desde Colombia

Podría ser: la descripción de la tragedia



Carlos Meneses Reyes
Un veterano “perro de la guerra” como John Bolt, de bigote blanco, consejero de Seguridad Nacional en la Casa Blanca, deja ver una anotación manuscrita de su libreta personal e inspira la mas curiosa acción secreta que manipula el Imperio en el enunciado de “todas las opciones” sobre la mesa, para el paso a seguir en la derrota a la República Bolivariana de Venezuela; sepultar cualquier forma de opción alterna, no propiamente socialista, al neoliberalismo salvaje; proseguir con el asalto y saqueo a los recursos de esa nación e instalarse en el control del Esequibo ( conocida como la Guayana Esequiba cuya soberanía disputa Venezuela basándose en el Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966 y desde entonces controlada por las Fuerzas Bolivarianas), arrebatarle al mundo el pulmón amazónico y darle a América Latina el zarpazo contra la Pacha Mama. 

La intervención militar según los apuntes en las notas de John Bolton dice: “Afganistan- > welcome the talks. 5.000 troops to Colombia”. La interpretación para encontrar el verdadero sentido de lo anotado alude a 5.000 efectivos de tropas a Colombia; o en Colombia; o por Colombia. Lo claro es el objetivo con destino a una intervención militar a Venezuela. Si fuere a Colombia significaría el efectivo del paso de marines por Colombia. Si fuere o aludiría a la disposición de los 5.000 soldados colombianos, de su inmenso pie de fuerza militar expansionista para penetrar a territorio venezolano. O por Colombia se refiere a manipulada preparación de efectivos de otros países con Colombia; preparando o haciendo cambios para conseguir un número óptimo de tropas junto con países como Perú y Brasil enrutados en el beneficio conspirativo contra la República Bolivariana. Deja entrever que las acciones secretas preparatorias apuntan a la invasión a Venezuela por la Amazonía y no por el Atlántico, ni el Caribe. El portaviones de guerra ruso anclado en la isla Margarita, era una verdadera montaña en el mar y supera en volumen al de los Estados Unidos. Los aviones de guerra rusos, dispuestos en el océano, solo sus llantas son superiores a la estatura de un ser humano. La Cabeza de playa, es un término militar que comprende el arribo de suficientes efectivos para crear una posición fuerte que garantice un comienzo ofensivo. El numero optimo seria 15.000 soldados. Es decir, 5.000 por cada país citado. Así, la creación de ese Vietnam latinoamericano correría a cargo de los cipayos y luego vendrá la posesión del amo yanqui.

Asistimos a una retórica, en el que lenguaje empleado, resume palabrerías que significan todo lo contrario. Cuando el ministro uribeño y militarista de Relaciones Exteriores de Colombia, anuncia que desconoce la razón de la anotación de su congénere gringo, es porque sabe y conoce bien que el tinglado diplomático y de ámbito político sobre Venezuela, está desplazado por la diplomacia de las cañoneras norteamericanas. 

En cuanto respecta a nuestro país, Colombia, las condiciones geopolíticas objetivas no dan para la búsqueda de una salida política al conflicto armado interno. La errática decisión política del presidente I. Duque de dar por finalizados los diálogos con el Ejercito de Liberación Nacional de Colombia (E.L.N.), causa escozor en el Departamento de Estado. Tan desafiante su actitud que el malhadado proceso anticipado de desarme de las antiguas Farc-ep resulto pírrico. Tan desafiante que habilita el que las Insurgencias armadas (ELN, EPL y fracciones de las antiguas Farc-ep) en la extensa frontera desde El Catatumbo por Arauca, hasta el Río Negro en el punto de confluencia de las tres fronteras: La Guadalupe de Colombia, Cucai de Brasil y la orilla o cauce venezolano del río negro, identifiquen un “enemigo común”. Esas Insurgencias se erigirían en atalayas contra el ejército invasor. Y como el calificado cártel de Lima, por parte del presidente Maduro, por mandato de sus oligarquías cipayos y lacayas, para no aludir a eufemismos sobre personas aduladoras y serviles, le apuntan a jugar con el fuego de la guerra, es de esperarse que en esos países las juventudes antiimperialistas y antifascistas engrosaran miles de milicias internacionalistas en apoyo material al bravo pueblo y soberanía de la Patria de Bolívar.

El escenario de la guerra será la extensa frontera colombo-venezolana y asolará de devastación, miseria y sangre a campos y ciudades: a nuestro pueblo. 

Al escribir esta nota lo hago bajo la influencia del tremendismo literario. Tendencia literaria que surgió posguerra civil española. Como producto de la “Generación de la violencia”, la de los colombianos (as) nacidos en la década de 1940 que padecimos en los vientres maternos la desesperanza de la guerra mundial y la tragedia por el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán. En mi imaginación revuela la tragedia. De mi pluma fluye la trama de la violencia, el maltrato de experiencias vividas por los pueblos o la Humanidad en guerras. El desgarre por lo duro. No puedo clamar por el puño enhiesto; como por la conquista de la independencia de los pueblos en forjar su propio destino interno.
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La Tijereta ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

domingo, 27 de enero de 2019


Detecta la CNDH serias deficiencias en el hospital psiquiátrico de La Paz


Tulio Ortiz Uribe
Un informe preparado por el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, dependiente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, documenta el trato a los pacientes y las deficiencias que encontró en el Hospital Psiquiátrico de La Paz, luego de una visita de inspección en los meses de mayo y junio pasados.
El documento informa que de las 39 unidades visitadas en todo el país, el Hospital Psiquiátrico de La Paz, junto con la Unidad de Rehabilitación Psiquiátrica de Nuevo León, son las que cuentan con mayores factores de riesgo (12 de un total de 17).
Por ejemplo, en el hospital de La Paz se aísla a los pacientes como una forma de tratamiento, pero informa que esto "es innecesario y violatorio de los derechos humanos, no sólo porque se trata de actos que vulneran el derecho a la integridad personal, sino por el riesgo de que ese tipo de actos pueda constituir una práctica por parte del personal médico de los hospitales psiquiátricos"
Por otra parte, se encontraron  serias deficiencias en el mobiliario e infraestructura de la institución, que "afectan la calidad en la prestación del servicio médico e impiden que los pacientes sean alojados en condiciones de estancia digna"
Y agrega que los sanitarios carecen de mantenimiento en las instalaciones hidráulicas y presentan malas condiciones de higiene; los muros se encuentran deteriorados y las bardas están a un nivel de altura que "favorecen fugas esporádicas de los usuarios". Las mesas y sillas del área de visita familiar carecen de mantenimiento;  el área donde se aplica la sujeción se encontró falta de mantenimiento e higiene, así como presencia de humedad, cuenta solo con una colchoneta a nivel del suelo, sin ninguna otra clase de mobiliario y las camas se observaron sin mantenimiento.
El Mecanismo Nacional de Prevención subraya que el ingreso involuntario de un usuario a una institución psiquiátrica constituye una privación de la libertad, "pues el paciente es hospitalizado sin su consentimiento, debido a que carece de la capacidad mental para decidir libremente sobre ello; por lo tanto, cuando recupera esa capacidad y sus condiciones lo permiten, el personal médico está obligado a informarle de la situación de internamiento para que, en su caso, otorgue el consentimiento y su condición cambie a la de ingreso voluntario, de lo cual debe quedar constancia en el correspondiente expediente clínico".
Esta situación se da en el hospital de La Paz, pues "una vez que los pacientes mejoran su condición mental, no se les informa sobre su padecimiento y el tratamiento indicado, a efecto de que otorguen su consentimiento para que, en su caso, su condición cambie a la de ingreso voluntario"
Un factor de riesgo detectado durante la visita fue que no se cuenta con una partida presupuestal para vestido y calzado, el hospital se provee de esos artículos por medio de donaciones de familiares y asociaciones civiles. "Las personas que tienen un padecimiento mental, dice el informe, no se limitan a recibir una atención integral, sino también un trato humano y digno, que incluye la satisfacción de sus necesidades básicas de vestido y calzado"
Otra falla es que no existen criterios de clasificación para designar el área de estancia de los pacientes en los pabellones; sólo se les clasifica por sexo. "En este sentido, dice el documento, es de suma importancia que existan pabellones específicos y criterios de clasificación establecidos para ubicar en diferentes áreas o salas a los pacientes de acuerdo a sus características y edad, a efecto de evitar el riesgo de abusos o maltrato entre ellos", ya que "dentro de las características propias de las personas con padecimientos mentales, se exige la implementación de medidas específicas para garantizarles una estancia digna y segura en los hospitales psiquiátricos, a fin de evitar abusos físicos, inclusive de carácter sexual, de parte de pacientes que presentan estados de agitación, conductas particularmente violentas o con bajo control de impulsos, en perjuicio de otros pacientes"
Otra deficiencia detectada se da en la integración de los expedientes clínicos. "Es importante mencionar, agregan los visitadores, que esta clase de registros en un hospital psiquiátrico, constituye uno de los instrumentos esenciales como medio para prevenir el maltrato, ya que favorece la salvaguarda de los derechos relacionados con el ingreso y representan un elemento de prueba que puede ser utilizado por las propias autoridades cuando se les atribuya alguna responsabilidad al respecto". Sin embargo en el Hospital Psiquiátrico de La Paz, los expedientes carecen de historia clínica en todos los casos, refiriendo las autoridades entrevistadas, que "no cuentan con formato aprobado para su realización"
Para el Mecanismo Nacional "son preocupantes las carencias en materia de medicamentos, instalaciones y equipo, así como las deficiencias en los programas de prevención de enfermedades y el tratamiento, particularmente por la diversidad de servicios que comprenden la atención integral, médico-psiquiátrica que requieren los pacientes para proteger, promover, restaurar y mantener su salud mental, y que comprenden actividades preventivas, curativas y de rehabilitación". 
En ese sentido, se observaron deficiencias en los programas preventivos y en el equipo médico. El medicamento psiquiátrico es escaso, no se cuenta con sustancias adecuadas para manejo cotidiano, ni para mitigar crisis, así como en el abasto de medicamentos generales pues existe un inventario reducido, que es insuficiente para los requerimientos del hospital. 
En cuanto al personal médico, continúa el documento, se requiere la intervención de profesionales en diversas disciplinas como psicología, rehabilitación física y trabajo social, entre otras, quienes mediante el trabajo interdisciplinario implementen diversos programas que permitan la recuperación y el entrenamiento de habilidades y capacidades de los pacientes hospitalizados, necesarias para reintegrarlos a la vida en comunidad.
De acuerdo con la información proporcionada por los servidores públicos responsables del hospital,  se requieren de los servicios de psiquiatras, paidopsiquiatras, internistas, neurólogos, geriatras, odontólogos, anestesiólogos, médicos generales, psicólogos, terapistas, trabajadores sociales y/o personal de enfermería, entre otros.
Finalmente,  se dice que el personal no ha recibido capacitación sobre los estándares de examinación establecidos en el Protocolo de Estambul.
La crisis venezolana en el Consejo de Seguridad: la razón contra el insulto

Atilio A. Boron

El debate de este sábado 27 de enero de 2019 en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas seguramente será incorporado a los anales que registra algunas de las más grandes confrontaciones políticas sostenidas en ese ámbito. Allí quedó plasmada con total claridad la brutalidad e insolencia del imperio cuando el secretario de Estado Michael Pompeo caracterizó al estado bolivariano como “mafioso ilegítimo” para tras cartón agregar “que muchos venezolanos se están muriendo de hambre” debido a “un experimento socialista que provocó un colapso de la economía”. Que Pompeo acuse a cualquier persona, organización o gobierno de este planeta de “mafioso” aparte de ser un gesto típico de matón de arrabal que desprecia no sólo las tradiciones diplomáticas sino las buenas maneras es a la vez un monumental contrasentido para quien durante casi un año y medio fue jefe de la mayor organización criminal y mafiosa del planeta: la CIA. Hombre de discurso trabado y trabajoso, sólo pudo proferir insultos y regurgitar desgastadas consignas de la época de la Guerra Fría en contra de Rusia, China y Cuba. Esas groserías merecieron la aprobación de los representantes de su peonada regional y, muy particularmente, del impresentable canciller de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, un raro fósil del pleistoceno cuyo discurso lleno de mentiras e insultos fue un ultraje al buen decir de colombianas y colombianos y una enésima demostración del enorme daño que el uribismo le ha hecho –y sigue haciendo- a la entrañable Colombia. Prefiero ni hablar de lo que fue la intervención del representante de Canadá, otrora un gran país y hoy sometido al arbitrio de un gobierno que pareciera tener como única misión convertirse en la estrella número 51 en la bandera de los Estados Unidos. Paso asimismo por alto, por cuestiones de profilaxis mental, las intervenciones de algunos de los conspicuos representantes del Cartel de Lima. 

Frente a estos esperpentos brilló con luz enceguecedora la intervención de Jorge Arreaza, que brindó una soberbia lección de lo que debe ser un diplomático. El bolivariano demolió uno tras otro las acusaciones -que no argumentos- de Pompeo y su pandilla. Sin caer en las provocaciones y con una sangre fría admirable, mientras quienes veíamos la transmisión del debate sentíamos que nos hervía la sangre, Arreaza aportó un detallado análisis de la situación en su país, identificó el origen de la presente crisis en la perversa campaña de agresiones y hostigamientos de todo tipo lanzadas por la Casa Blanca que infligieron daños del orden de los 23.000 millones de dólares a la República Bolivariana de Venezuela agravando considerablemente la situación económica del país. Sus palabras están en línea con un reciente informe de Servicio de Investigación del Congreso de la Unión Americana que en noviembre de 2018 decía que “si bien las sanciones económicas más fuertes podrían influir en el comportamiento del gobierno venezolano, también podrían tener efectos negativos y consecuencias no deseadas. A los analistas les preocupa que las sanciones más fuertes puedan exacerbar la difícil situación humanitaria de Venezuela, que se ha caracterizado por la escasez de alimentos y medicamentos, el aumento de la pobreza y la migración masiva. Muchos grupos de la sociedad civil venezolana se oponen a sanciones que podrían empeorar las condiciones humanitarias.”

No sólo eso. Además Arreaza demostró que a diferencia de la tentativa golpista del 11 de abril del 2002 cuando el gobierno de Estados Unidos (George W. Bush) estaba “detrás del golpe” en el caso actual la Casa Blanca está “delante del golpe, es su verdadera vanguadia”, reiterando por enésima vez una irrefrenable vocación de dominio y expoliación que la Roma americana, al decir de José Martí, comenzó a hacer manifiesta tan tempranamente como en el año 1823, fecha de nacimiento de la Doctrina Monroe. La inequívoca conclusión extraída por Arreaza fue que Washington ratifica a lo largo de casi dos siglos su prepotencia imperial, su absoluto desprecio por los valores que dice defender: la libertad, los derechos humanos, la democracia, meras pantallas que mal disimulan su pretensión de apoderarse de las enormes riquezas de un país, en este caso Venezuela, cuyo petróleo, oro, coltan y otros minerales estratégicos suscitan el desenfrenado apetito de las clases dominantes de Estados Unidos.

El debate demostró la incoherencia y debilidad argumentativa de los críticos de la Revolución Bolivariana y los ardientes defensores del “autoproclamado” presidente de Venezuela, un hombre que en cualquier momento podría ser “descartado” por la Casa Blanca en caso de que para progresar en su plan de sembrar el caos en Venezuela tuviera que recurrir a un autoatentado para justificar y llevar a los extremos su accionar criminal. Esta es una vieja tradición estadounidense, cuyos hitos más importantes son la voladura del acorazado Maine en la bahía de La Habana en 1898, el ataque a Pearl Harbor en 1941 y, según algunos estudiosos norteamericanos, los atentados del 11 de Septiembre del 2001. No hay ninguna razón para suponer que la Casa Blanca ha abandonado ese vicio y que no esté preparada para incurrir una vez más en él en la actual coyuntura venezolana.
Para concluir: lo de Arreaza fue excepcional por su contenido y por sus formas, cuestión ésta para nada marginal en las relaciones internacionales. Notable también por su versación y por el prolijo desarrollo de sus razonamientos que contrariamente a los borbotones de sus contendientes fluían con elegancia y naturalidad para defender la legitimidad y constitucionalidad del único presidente de Venezuela que no es otro que Nicolás Maduro.
Por eso quienes recordamos los grandes debates sostenidos en el seno de las Naciones Unidas por Raúl Roa -el gran ministro de Relaciones Exteriores de Fidel entre 1959 y 1976- y conocido como el “Canciller de la dignidad” por su elocuente e irrefutable defensa de la Revolución Cubana, nos regocijamos al comprobar que la tradición abierta por el cubano ha encontrado en Jorge Arreaza su auténtico heredero. ¡Felicitaciones Canciller Arreaza y larga vida a la Revolución Bolivariana! 
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viernes, 4 de enero de 2019



El primer cuarto de siglo del neozapatismo


Óscar García González

El movimiento altermundista indígena mexicano por excelencia, el más simbólico, universal e incomprendido -sea por lo adelantado de sus planteamientos o simplemente por estar fuera de época-, decide festejar veinticinco años de existencia convocando a un Encuentro Internacional de Redes, en el territorio recuperado del Caracol de La Realidad.

Conformado por tsotsiles, tseltales, choles y tojolabales el EZLN vio la luz luego de diez años de preparación en la clandestinidad, el día en que entró en vigor el TLC (ahora T-MEC renegociado bajo los caprichos de Trump). En tanto se consolidaba la zona euro y los bloques económicos emblemáticos de la globalización neoliberal luego de la caída del Muro de Berlín. Todo lo anterior fue puesto en entredicho por el vocero de unos indígenas mayas, mal armados y entrenados. Desde entonces su evolución de foco guerrillero a movimiento antisistémico que lucha por la vida, no ha dejado de sorprender a propios y extraños.
En su momento denominada como la primera revolución del siglo XXI o como una guerrilla posmoderna por el uso de la red para difundir sus mensajes, el neozapatismo es imposible de definir. Quizás la autonomía sea su principal aporte a los movimientos sociales y fuente de inspiración a otras luchas globales pero cualquier caracterización que hagamos de él, resulta incompleta o inconclusa por las múltiples aristas que se pueden analizar de su dinámica compleja y paradójica. A diferencia de las FARC el EZLN ha construido escuelas, hospitales y proyectos productivos en lugar de hacerse de armas, cuarteles y combatientes.
Autodefinido como antipatriarcal y anticapitalista, el EZLN decidió recientemente impulsar a través del Congreso Nacional Indígena, por primera vez en la historia del país con más indígenas del continente, la candidatura independiente de una mujer indígena y pobre: Marichuy. También han convocado en su geografía a encuentros por la Ciencia y el Arte, ningún movimiento ha sido tan discutido, amado u odiado por las mejores mentes de nuestro tiempo.
Pese a sus aportes que trascienden las fronteras en el tiempo y el espacio (y que esperan mejores tiempos para ser valorados en su justa dimensión) el neozapatismo enfrenta tiempos difíciles. Con el arribo al gobierno de la denominada Cuarta Transformación y sus megaproyectos extractivistas el conflicto parece inevitable y los medios atizan una polarización entre el gobierno y movimientos sociales que en otras ocasiones fueron aliados. Sin embargo, no hay que olvidar que en múltiples ocasiones se ha decretado la muerte del neozapatismo y si alguna lección debemos aprenderles es que son maestros en arte de la resistencia. Ojalá la sociedad mexicana no permita la reedición de las políticas de los gobiernos progresistas que cooptaron o persiguieron a las luchas como la que aquí celebramos, tal y como ocurrió con el MST en Brasil, las consecuencias serían catastróficas.
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