martes, 16 de febrero de 2016

¿Qué tiene de mágico una colonia de gringos?

Los problemas que están enfrentando los pobladores de Todos Santos, se derivan de políticas públicas federales y estatales que favorecen a empresas extranjeras, mineras y del turismo, por encima del interés ciudadano.

Tulio Ortiz Uribe
Quienes estuvieron ahí el 30 de junio de 2006 cuentan que el secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo, se quedó pasmado. No salía de su asombro y en momentos tuvo que contener la sonrisa. El gobernador Narciso Agúndez y su comitiva lo llevaron a conocer el poblado de Todos Santos para convencerlo de que lo integrara al programa denominado Pueblos Mágicos.

Hasta ese momento 29 poblaciones habían recibido esa distinción, un programa que pretendía aumentar el turismo en comunidades donde hubiera atractivos históricos y/o una tradición artesanal que ofreciera sus productos directamente al viajero, aparte de hoteles y restaurantes de buena calidad.

Cuando la Sectur le otorga ese título a una localidad, recibe fondos federales y estatales, así como obras de infraestructura por las que no paga. Para impulsar su imagen urbana se pintan las fachadas de las casas, se remozan las principales calles y se ocultan las instalaciones eléctricas y telefónicas; también, se le da difusión y promoción a nivel nacional e internacional.

Esto propició el apetito de gobernadores y presidentes municipales por acceder al programa federal y obtener recursos frescos, por lo que se vino una avalancha de peticiones, entre ellas la de Víctor Castro, entonces presidente municipal de La Paz.

Luego de su visita, el secretario de Turismo declaró que se iba a analizar el caso. Sin embargo, dicen que comentó a sus allegados: “Si incorporamos a este pueblo que no tiene mayores atractivos, de inmediato cien poblaciones de todo el país nos van a pedir lo mismo”

Y así fue. Luego que Todos Santos fue declarado Pueblo Mágico en octubre de 2006, se multiplicaran las peticiones. En los seis años del gobierno de Felipe Calderón, con Gloria Guevara Manzo a la cabeza de la Sectur, se nombraron 51 pueblos más (incluyendo a Loreto) para cerrar el sexenio con 83.

Al entrar el gobierno de Peña Nieto se dijo que, por razones políticas, se “estaba prostituyendo al programa” y que habría que revisarlo, pues muchos de los nombramientos no reunían los requisitos para tal honor. Para esto, se encargó un análisis de la situación a un despacho privado, titulado Diagnóstico de la evolución y perspectivas del Programa “Pueblos Mágicos".

El estudio encontró entre otras cosas que: 1).- Se incorporó a localidades que no estaban preparadas para ello. 2).- Se violentaron las reglas de operación y se rebasó al Comité de Evaluación. 3).- El programa se distorsionó y perdió credibilidad. 4).- De las 83, hay 23 poblaciones que requieren ser revisadas para que profundicen su trabajo y puedan mantener su nombramiento de "Pueblo Mágico".

Hoy en día Todos Santos lucha por mantener su integridad comunitaria y cultural ante el embate de organizaciones y capitales extranjeros, que pretenden tomar el control de la población.
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El programa de los Pueblos Mágicos ha estimulado una amplia crítica, principalmente del mundo académico por parte de sociólogos y antropólogos, porque implica una amenaza contra el bien cultural y la identidad de los pueblos, la homogeneización y banalización de la cultura y la conversión de los pueblos en parques temáticos a la Disneylandia.
Así, la lógica de la industria del espectáculo y del consumo masivo es trasladada al patrimonio cultural para incrementar la ganancia económica de unos cuantos. Muchos de los municipios buscan recibir la declaración solamente para obtener mayores recursos presupuestales. Otros han rechazado el programa porque consideran que es un atentado contra el valor patrimonial de los pueblos, así como la pérdida del patrimonio tangible e intangible de estas poblaciones pintorescas.
En otros casos la promoción turística de los pueblos ha alterado todo el sistema económico y social de los habitantes, la difusión hecha principalmente hacia los turistas de Estados Unidos o Canadá. La llegada de nuevos habitantes atraídos por la oportunidad de vender a los turistas dio a conocer que este tipo de programas, no han beneficiado a los habitantes locales como se esperaba, solo los empresarios y los prestadores de servicios, que son quienes aprovechan de manera desigual la afluencia de visitantes.
El elitismo y el uso del lenguaje propio del lugar como una marca comercial afectan la imagen real de los pueblos de México que han sido declarados “Pueblos Mágicos”. Los recursos bajados del Programa federal y que de repente inflan el presupuesto municipal, atraen al crimen organizado. Sus actividades han afectado la imagen de muchos de estos pueblos. Investigadoras de la UNAM mencionan que la dotación de bienes y servicios públicos y el mantenimiento de los espacios urbanos son políticas que deberían beneficiar la calidad de vida de los lugareños a través de los ayuntamientos por ser un recurso público y federal. Pero los resultados no son así. La visión mercantilista de los proyectos ha generado una mayor segregación del habitante local después de la declaratoria de "Pueblos Mágicos" y una pérdida de la identidad. (http://rivieranayaritone.blogspot.mx)