viernes, 11 de junio de 2021

 

Abstencionismo y gobernabilidad

 

Tulio Ortiz Uribe

Finalmente la alianza Unidos Contigo aceptó su derrota en las pasadas elecciones. Llegará al gobierno del Estado, el próximo septiembre, un luchador social identificado con la izquierda: Víctor Castro Cosío.

Sin embargo los números que arroja la elección debería preocupar a los partidos, candidatos e instituciones electorales. En democracia es fundamental el consenso y este se logra con un fuerte apoyo electoral.

Como se observa, no hubo un voto masivo como pedía la propaganda política, pero sí una abstención mayoritaria del 51.0%. Un no-voto de rechazo, un desafío para nuestro sistema democrático que puede convertirse en una amenaza para la estabilidad política y la gobernabilidad.

El abstencionismo afecta no solo la legitimidad de un gobierno, sino que exhibe el nivel de madurez democrática de la sociedad. En esta elección faltaron cifras contundentes. En los últimos cuatro gobiernos, sólo Leonel Cota Montaño tuvo un indiscutible 54.0% y una alta participación del 67%. Ahora, de los 22 puestos de elección popular en el estado, tan sólo 2 diputados tuvieron un porcentaje arriba de 50%.

De acuerdo con datos oficiales, no acudieron a votar 289 mil 695 electores, de una lista nominal de 561 mil 799 ciudadanos inscritos. ¿Quiénes son los abstencionistas? Analistas están de acuerdo en que este grupo lo conforman ciudadanos desencantados con los gobernantes, los partidos políticos y el sistema político en su conjunto. Es una expresión y un medio por el que se exhibe el malestar con la política y los políticos.

Sin restarle valor al concepto de que gana "el que tiene el mayor número de votos", es necesario revisar las cifras de la elección a su condición real. Del total de electores inscritos en la lista nominal, únicamente votaron 272 mil104; es decir el 49.81%, De éstos Víctor Castro recibió 123 mil 683 votos, el 20.15% y Francisco Pelayo 106 mil 077 votos, el 18.88% en relación con la lista nominal. Aquí hay que resaltar que la ley no exige un porcentaje mínimo de participación para que unos comicios sean válidos.

Por otra parte, el porcentaje que recibieron los dos principales contendientes al gobierno del estado, refleja una sociedad dividida en partes casi iguales. Dos proyectos ideológicos: el centro izquierda y la derecha conservadora.

Por el bien del estado y sus habitantes, las nuevas autoridades deberán buscar un consenso con los ciudadanos que piensan diferente. Se debe gobernar para todos.